martes, 14 de junio de 2011

PROCESOS DE UN FANTASMA


La investigación parapsicológica, no ha encontrado una hipótesis valedera que sirva para explicar a fondo el fenómeno de las materializaciones. Lo que si puede apuntar algunas características que se repiten a lo largo de la historia:
1) El ectoplasma surge del cuerpo del médium, permaneciendo unido a él por medio de un cordón.
2) En principio no es visible. Poco a poco surgen unas nubes vaporosas, que a veces se acompañan con fenómenos de luminiscencia y telequinesia.
3) La masa vaporosa es de color blanquecino; lentamente se organiza, pudiendo observarse formaciones de miembros en la mayoría de los casos. En médium muy potentes la organización se realiza muy rápidamente surgiendo una materialización completa.
4) Al igual que se organizan los miembros corporales, se forman los ropajes del fantasma.
5) En ocasiones la materialización posee auto iluminación.
6) El espectro es reabsorbido por el cuerpo del médium en trance, desapareciendo por completo la materialización.

FANTASMAS Y ESPECTROS
Cuando un cuerpo humano se desintegra genera una niebla luminosa que en la antigüedad se le dada el nombre de aparición. El hombre no muere una sola vez en la naturaleza, sino muchas veces. Desecha un cuerpo físico, un cuerpo etéreo, un cuerpo astral y, por último un cuerpo mental. Cuando son arrojados fuera de la monada espiritual, cada uno de estos desechos flota en su propia esencia de existencia durante un tiempo considerable antes de desintegrarse completamente, por cuanto las esencias sutiles de la naturaleza conservan por innumerables años los cuerpos compuestos por ella. En estas esencias de la naturaleza, viven los elementales del éter, que se visten con esos cuerpos que se disuelven lentamente.

Los fantasmas que se ven, son generalmente, cuerpos etéreos de los cuales huyó la conciencia espiritual. Ante un encuentro con un fantasma la gente asegura que este se mueve, no flotando, sino que levanta las manos y mira. En realidad el movimiento no es propio sino que responde a fuerzas externas. Desechos que flotan, que son arrastrados cada vez más borrosos y muchos años después, a veces siglos, un rostro extraño, tan borroso que es apenas visible, señala la desintegración final del espectro etéreo. El vehículo etéreo es puramente una sustancia física, mucho más tenue que los sólidos, líquidos y gases que vemos. Está más o menos ligado al cuerpo físico, desintegrándose a veces con él pero, por lo general, diferenciada de la sustancia del mundo astral. El cuerpo etérico vaga cerca o sobre la tumba, donde el cuerpo denso ha sido colocado y a veces, esto conduce a una condición de apego a la tierra. Cuando se crema el cuerpo físico, nada queda para atar a la inteligencia más alta o a la materia, ya que el cuerpo ha sido completamente reducido a la sustancia básica inorgánica. El espectro, por lo general, adopta una forma de color grisáceo, cubierta por una vestidura, a veces oscura y rodeado por una luz gris azulada. Luego de haber estado la persona desencarnada por algunos años, alejada del plano físico, la parte inferior de su cuerpo se convierte n un colgajo y finalmente desaparece, por cuanto el plano astral más elevado conserva solo la conciencia de la cara. Estos espectros aparecen generalmente debido a que están ligados a la tierra por fuertes ataduras, tal como los celos y el daño que causaron; un amor, un odio muy grande también los atrae.

Estas formas fantasmales son las que, con su presencia llenan los antiguos castillos. Una vez que están libres de los remordimientos de su conciencia o de alguna obra que dejaron sin terminar, estos espectros desaparecen, porque la conciencia se desvanece del cuerpo astral y ese cuerpo se convierte meramente en un cascarón. A menudo, ese cascarón es animado por los elementales, que siguen frecuentando los lugares donde iba antes el espíritu. Un gran porcentaje de las visiones captadas por los médium son meramente estos cascarones etéreos vitalizados por un elemental de los mundos astral o etérico. Estos cascarones están obsesionados por los más bajos elementales y las larvas del plano astral más inferior. Hacen mover sillas, mesas, realizan materializaciones, etc..

Las manifestaciones detectadas en determinados lugares como ser: casas semiderruidas del área rural, viejos edificios, palacios y castillo, bosques, o pequeñas llanuras, donde antaño se librara una batalla, han llamado la atención de muchos investigadores deseosos de desentrañar el misterio. Porque en esos marcos topológicos, muchas personas aseguran haber visto un espectro; una figura con rostro definido, que deambula y se comporta de forma idéntica para todos los testigos como si estuviera condenada a reiterar mecánicamente sus últimos momentos de vida física, por toda la eternidad. Es preciso confirmar que casi toda la casuística que se conoce, está relacionada con lugares acerca de los cuales circulan relatos o leyendas relativos al personaje que suele manifestarse de forma visual tan dramática; o éste cometió en aquellos lugares crímenes incalificados o falleció víctima de un accidente sangriento o bien ejecutado o torturado en forma cruenta. Mujeres empaladas vivas, guerreros trágicamente atravesados por las espadas de sus contrincantes, adolescentes que se ahogaron en las aguas tranquilas de un lago, mujeres asesinadas tras una execrable violación.

Las apariciones espectrales suelen producirse en plena oscuridad, siendo estas fosforescentes, en penumbra y, muy raramente, a la luz del día. Las sensaciones olfativas en el percipiente, que con tanta frecuencia suelen acompañar a las apariciones de espectros son: olor a azufre, madera quemada y moho. En otras ocasiones el testigo afirma haber olido a tierra húmeda o carne en putrefacción durante la momento de la aparición. Algunos investigadores del campo parapsicológico se valen de estas percepciones olfativas para corroborar la hipótesis de que los fantasmas son fenómenos materiales. En el caso de los animales se puede observar en estos una sensibilidad muy marcada con respecto a las apariciones; los perros aúllan y corren, su pelo se eriza, gimen lastimosamente, se ocultan, quedan paralizados, a veces, hasta la muerte.

FANTASMAS DE LOS MUERTOS
Muchos de los interrogantes acerca del fantasma de los muertos los saca a la luz la Tanatología. Algunos investigadores dicen que la comunicación con los espíritus, son ciertas manifestaciones que a veces ocurren en el momento y pocos minutos después de la muerte. Estos fenómenos son ocurridos con personas que ni siquiera están realmente muertas; se trata de vivos muriendo. Sin duda, dicen los especialistas, millones de personas son enterradas fisiológicamente vivas: podrían técnicamente recuperarse. Algunas, espontáneamente, recuperan total o parcialmente, en la tumba, actividad fisiológica. Normalmente, horas después de la detención del corazón, de los pulmones, y de que electroencefalograma presente una línea continua, indicadora de la ausencia de la actividad mental, se perciben los rayos mitogenéticos de Gurwitsch, que demuestran que hay actividad propia en los tejidos. Días después, la putrefacción no es total o no en todas partes. Fragmentos de un cadáver, veintitrés días después, todavía se pueden encontrar células vivas capaces de ser cultivadas. En cuanto haya una célula viva, se habla de muerte clínica, pero no se podría hablar de muerte real. No es muerte del organismo como un todo.

Algo todavía está vivo. Por lo tanto, mientras una única célula del cuerpo este vegetando, allí está todo, indivisible, el principio espiritual que anima todo el cuerpo. La muerte real todavía no llegó para esa persona. La muerte real se da cuando todos los componentes del cuerpo están muertos, plenamente sin vida, inactivo “por las propias fuerzas”. Fenómenos parapsicológicos aparentemente de muertos, por ejemplo, tiptología, contacto, telequinesis, moldeado, fantasmogénesis, etc. 

Todo en la realidad “procede evidentemente de la personalidad viva, de la cual se presentan como continuación. En la curva de frecuencia de las manifestaciones de los muertos, el punto máximo es alcanzado cinco horas después la frecuencia decrece rápidamente. Doce horas después de la muerte, las apariciones de fantasmas (y otras apariciones), sin duda, pueden ser todavía consideradas “ fantasmas de los vivos”, según el amplio estudio de los fundadores de la Sociedad Psíquica de Londres.

Camille Flammarion, en varios de sus análisis concluye con poca precisión que las apariciones y manifestaciones son relativamente frecuentes en las horas que siguen inmediatamente a la transición (muerte clínica), su número disminuye en la medida en que se apartan de ella y se atenúa de un día para otro. Las almas separadas de los cuerpos conservan por mucho tiempo su mentalidad terrestre. Se debe corregir: en realidad las almas nunca pueden estar sin su cuerpo, la mentalidad terrestre, conservada por algún tiempo, solo tiene cabida durante la muerte aparente. Hay otras situaciones como por ejemplo de letargo, coma profundo, congelamiento, en estos casos, después de un año, de cinco años, de muchos años, la actividad está suspendida, pero el cuerpo no murió. Esto es un enigma ya que nos cabe preguntar qué pasa con la vida psíquica inconsciente, está también en plena suspensión?. Si milagrosamente revivieran, habrán pasado por un total vacío mental?.

Podrán recordar algo?. El espíritu puede permanecer completamente inactivo a causa de su relativa y extrínseca dependencia del cuerpo?.

FANTASMAS DE LOS VIVOS
Especialmente chocantes son los casos en que una persona afirma haber visto una aparición fantasmal de sí mismo. Ese raro fenómeno es conocido en Parapsicología. Como bilocación o desdoblamiento. En algunas ocasiones, otros sujetos diferentes logran también ver la aparición en cuyo caso el fenómeno trascendería de lo puramente subjetivo. La misma Iglesia Católica admite la existencia de la bilocación, pues tiene en sus anales innumerables casos en los que el doble del individuo se aparece en otro lugar (San Antonio de Padua, año 1226). También en los anales de la Inquisición figuran procesos de brujas que fueron quemadas por haber sido vistas en dos sitios a la vez. El investigador ruso Aksakov, en su libro Animismo y espiritismo, nos relata la experiencia más interesante en el terreno de la bilocación, es el caso de la doble profesora de Riga, ciudad situada a 65 km de Letonia, en un pensionado de Newelke.
Lo concreto en este aspecto es que mientras en lugar permanece el cuerpo físico de la persona, en otro ( que puede ser remoto o cercano, según los casos) , aparece una suerte de “ simulacro” claramente perceptible a través de la visión normal de personas corrientes. Se deduce de lo investigado:

• El desdoblamiento puede ser individual, es decir, observado por un solo sujeto, o colectivo, en el caso de que varios sujetos constaten el mismo fenómeno.

• El desdoblamiento puede ser voluntario, siendo el sujeto el que lo provoca y controla.

• La bilocación puede realizarse involuntariamente, siendo el agente del fenómeno incapaz de controlarlo.

• El doble es observado por el percipiente como un muñeco, copia fiel del agente, de contornos vaporosos, que se conduce sonambúlicamente.

• El desdoblamiento se produce siempre para realizar algo que el agente, en ese momento, no puede llevar a cabo.

• El sujeto que padece la bilocación presenta, en ese momento, un bajo nivel de conciencia.

• El fantasma parece tener una cierta corporeidad material. Su masa es vaporosa y ocupa un espacio.

• Cuando tiene origen una bilocación, siguen el mismo régimen que siguen las materializaciones mediúmnicas.

• En su mayoría, el fenómeno de bilocación o desdoblamiento, podría ser explicado acudiendo a la percepción extrasensorial, esto es, telepatía, clarividencia o precognición, rechazando la posibilidad del desdoblamiento fantasmal del agente.

a) En estos casos la alucinación no ocupa un espacio físico real sino que nosotros, acostumbrados a percibir según las leyes de la perspectiva y distancia, le damos categorías espaciales.

b) Es el inconsciente el que dramatiza el mensaje del agente recurriendo a la alucinación para hacerlo consciente.

• Por que rechazar la hipótesis sencilla, la que el fantasma simplemente tuviera algún tipo de entidad física y, por lo tanto, pudiera ser captado directamente por los sentidos ordinarios.

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